El centro del Corazón

Hay que confiar en la vida a pesar de no entender los hechos, saber que todo está sostenido por el más pleno y perfecto amor.

Constantemente hago el ejercicio de observar cómo la vida me cuida en lo cotidiano. Por ejemplo, cuando el carro de uno se echa a perder. Podemos pensar que es mala suerte que eso haya sucedido, angustiarnos por lo caro que es arreglarlo o podemos agradecer que se averió cerca de una garita de policía, era de día, alguien nos ayudó a regresar a casa sana y salva, y qué sucedió exactamente en el momento en que tenemos como pagarlo.

Es apenas un ejemplo y podemos aplicarlo a cualquier situación de nuestras vidas, como; perder el empleo, un trabajo que nos desagrada, separarse de su pareja, no tener pareja, una enfermedad, un robo, una traición, etc.

Siempre tenemos la oportunidad de ver que por detrás de toda las circunstancias desagradables algo muy poderoso nos sostiene y nos esta cuidando y guiando hacia algo más sublime.

Puede pasar que de repente te preguntas ¿cómo podrías hacerlo cuando muere alguien que amas? Yo lo he vivido y todo el proceso nos da la oportunidad de comprender el amor desde otra perspectiva, de ver la vida con más sabiduría y valorar todo con más equilibrio.

Es muy importante recordar que en esencia lo que somos es inseparable de toda la existencia, que la vida es sabia, completa, amorosa y perfecta, observa que tu cuerpo y todo el universo funciona sin la mano de una persona que lo controle. Nuestra razón nos hace creer que tener el control de las cosas da seguridad y paz, pero en realidad la paz está en soltar la necesidad de querer controlar lo que no tenemos control, y eso sucede exactamente porque no necesita de nuestro control.

Lo que nosotros somos y nuestra vida va más allá de una visión miedosa, más allá de las culpas o de victimizarnos por nuestras circunstancias.

Tenemos en el centro de nuestro pecho un centro de amor y conección con lo que realmente nos sostiene, dándonos paz a través de sabiduría y comprensión.

Hay que confiar y ver la vida a través de esa perspectiva, la que no busca saber los porqués pero la que se siente amado y cuidado por el universo que lo rodea.